


Cuando vi en la televisión el impresionante trailer de La invención de Hugo -la película de Martin Scorsese-, mi reacción fue inmediata: tengo que ir a verla. Qué pinta. Un niño, escenarios de tremendo colorido, estética siglo XIX-principios del XX, en fin, parecía reunirlo todo para ser una película de esas que no pueden dejar de apasionarnos. Por eso, cuando comenzaron a aflorar en la bloggosfera diversas reseñas sobre el libro, en el que se había basado la adaptación, no pude evitar pedirlo a la editorial. Me llegó hace poco, y en cero coma estaba ya devorado, a pesar de lo gordo que parecía. Porque esa es otra, la edición... Otro de esos magníficos trabajos llevados a cabo por SM.
Puede que la edición de una novela para muchos lectores no sea algo importante, pero en La invención de Hugo Cabret juega un papel fundamental: la historia se cuenta de una forma peculiar, no sólo con letras sino con dibujos, que simulan fotogramas, uno tras otro, elaborados por el mismo autor y de una belleza impresionante. La edición que me mandó SM es en tapa dura y, agradeciéndoles mucho el detalle, con dos sobrecubiertas: la de la película y la original de la novela -¡y me quedo sin duda con la segunda!-. El libro parece muy gordo, pero teniendo en cuenta que más de 200 páginas de las 500 que lo conforman son dibujos e imágenes, y que muchas de las escritas ni siquiera están rellenas, la obra se lee inmensamente rápido; yo, que soy de lectura lenta, tardé escasos tres días en devorarla.
Puede decirse que cada elemento que conforma La invención de Hugo Cabret es un maravilloso homenaje al arte cinematográfico y a sus inicios como fábrica de sueños: los dibujos que simulan fotogramas, las diversas imágenes de las primeras películas que se realizaron, y el mismo argumento y sus personajes, todo repleto de referencias al cine. Es, sin duda, una novela que hará las delicias de los que nos gusta esta industria.
La invención de Hugo Cabret enamora por su sencillez. Es una obra rápida, ligera, de ningún modo complicada en cuanto a argumento, personajes y demás, pero que aporta un toque importante de cultura tratando el tema de los inicios del cine. El estilo adoptado por Brian Selznick logra un magnífico equilibrio entre la sencillez y la brillantez, sin ser complejo pero tampoco descuidado; además, las continuas imágenes amenizan de forma increíble la lectura, unido a unos capítulos cortos y una trama nada lenta. El argumento, como os digo, está contado con un tono sencillo, amable, tierno; es una historia simple y bonita encuadrada en una ambientación magnífica, en total concordancia con la situación histórica y social de la época en la que se da, y eso es algo que yo valoro muchísimo.
Es inevitable encariñarte aunque sólo sea un poco con los personajes que ha creado Brian Selznick. Hugo, siendo un niño, tiene inquietudes que ahondan en la profundidad del personaje y hacen que cobre fuerza y coherencia con respecto a su situación personal. Lo mismo ocurre con Isabelle y el resto; sin tratarse de una obra excesivamente larga, Selznick logra que tomemos cariño a sus protagonistas y se cuida de que concuerden con la historia y todo encaje de maravilla, como un gran puzle, como las piezas de un engranaje.
La trama, la ambientación, el autómata, todo en esta obra es pura magia. Resulta conmovedora sin tratarse de un relato lacrimógeno ni recurrir a los tópicos dramáticos de siempre. Hace que te embarques en un aire mágico sin contener elementos fantásticos. Es ideal para niños, para adolescentes, para adultos que adoran soñar. No sé qué más decir para convenceros de que La invención de Hugo Cabret es una maravilla, una de ésas maravillas que tan poquito se dejan ver en la literatura moderna; sencillo, sin complicaciones, pero encantador y redondo como él solo. Definitivamente, un 5/5 merecidísimo.
































