La gramática del amor, Rocío Carmona

En un aislado internado Inglés, Irene sufre un  desengaño amoroso que la lleva al borde del abismo. Allí , un misterioso y seductor profesor le propone que estudien juntos "la gramática del amor". Irene aprenderá poco a poco a vivir... y a amar. Mientras se va enamorando de su profesor, un inesperado pretendiente decide luchar por ella, que se debate en una tempestad de sentimientos, aventuras incondesables y libros que dejan huella en el alma.

Veamos, ¿por dónde empezar esta reseña? Tengo muchas cosas que decir sobre esta novela, pero lo primero que quiero destacar es lo perpleja que me ha dejado. Reseñas fabulosas poblaban la bloggosfera, donde ponían a este libro de genial para arriba. Mis expectativas, por tanto, eran bastante altas, pero como he tenido más de un desengaño con esta clase de libros, a los que se les pone bien en exceso, decidí tomármelo como una lectura ligera y normalita, sin mucha complicación, pero que me hiciera sonreír alguna que otra vez. De acuerdo, aún habiendo reseñas de puntuación altísima y yo NO dejarme llevar por esas opiniones y esperar algo más bajo, por no decepcionarme, aún así, esta novela me ha parecido de risa.

Voy a intentar no dejarme llevar por lo poquísimo que me ha gustado y voy a argumentar punto por punto lo que me ha parecido, porque tampoco es plan de hacer una reseña destructiva a muerte, por respeto a la gente a la que sí le ha gustado esta novela. Pero a mí, personalmente, me ha parecido una tomadura de pelo.

Comencemos con la escritura. A ver, Rocío Carmona escribe muy bien. Usa unos recursos bastante apropiados y nos introduce en la historia de una forma delicada y bonita. Personalmente, me ha gustado mucho la manera que tiene de narrar y, sobre todo, de describir sentimientos, haciendo que la obra resulte muy humana y natural y dotándola de cierto encanto. Además, y aunque su estilo parece elaborado -y digo parece porque en algunos momentos esa narración tan buena se descuida-, la obra se lee bastante rápido. Es ligera y se centra mucho en los sentimientos, pero sin hacerlo de forma pesada ni repetitiva.

Ahora bien, aunque el estilo está muy bien, la cosa se estropea completamente cuando nos fijamos en el contenido de la obra, por varias cuestiones.

Lo primero, el sinsentido que la obra adquiere mediante va avanzando. ¿Por dónde comienzo? Para empezar, la autora nos presenta a unos personajes en principio aceptables, y empieza con algo que podría haber sido un drama pero fue, sin embargo, una situación mal interpretada. Un acierto; lo fácil y poco creíble habría sido que todo fuera como Hugues lo imaginaba, Irene en efecto iba a tirarse del acantilado; pero no, simplemente quería correr. Así, el profesor decide impartir clases de la gramática del amor.

Veamos. Ya es de por sí bastante surrealista que a un profesor le dé por organizar clases particulares que NO le son pagadas, así, por su buena fe y por amor al arte, pero es que encima son de gramática del amor, inmiscuyéndose en los asuntos y en la vida privada de una alumna. Hasta ahí, bien, bueno, normal. Pero es que, si la autora pretendía que notáramos una evolución de cualquier tipo en Irene, la protagonista, ni de lejos lo ha conseguido.

Centrándonos en la misma gramática, hay algún punto que debo destacar. Para empezar, está totalmente fuera de lugar todo el destripamiento de clásicos que hay a lo largo de la novela. Sí, es cierto que un clásico aunque te sepas el final no se lee por eso sólo, pero es que si hubiera servido para algo y hubiera aportado una evolución en la protagonista todo el destripe, pues entonces me hubiera parecido perfecto. Hablando en plata, si la autora se hubiera ahorrado el tema de la gramática del amor, no hubiera supuesto ningún problema, y eso que es el eje central de la obra.

Hablando un poco de situaciones surrealistas... toda la novela está llena de ellas. Como ya os he comentado, la gramática del amor en sí es muy poco real, pero no es sólo eso. Os voy a poner un ejemplo de una situación que, bueno, puede que a algunos o algunas os sea indiferente, pero a mí incluso me ha parecido ofensiva: abusan sexualmente -o lo intentan- de una alumna del internado de Irene. Esto habría sido un acierto si a la alumna le hubiera repercutido psicológicamente, como creo que es lógico que pase, pero en cambio, está por la noche exactamente igual que si no hubiera pasado nada. Lo mismo con Irene; ella lo presencia, debería haberle afectado de alguna forma, en cambio, a los cinco minutos de que ocurra ella está ensimismada pensando en sus múltiples novios. A una persona que ha pasado por algo así le puede resultar, cuanto menos, ofensivo; estaba totalmente fuera de lugar y hubiera preferido que la autora se hubiera ahorrado esa escena tan dura si no sabía cómo manipularla. Eso le ha bajado muchísimos puntos a la obra.

Los personajes no me han gustado en su mayoría. Por supuesto, los hay que sí, así que comenzaré con ellos: Hugues me ha parecido muy bueno, dentro de lo que cabe; quitando lo irreal que resulta el tema de la gramática del amor, como os he comentado ya antes, el personaje en sí me ha parecido muy humano y natural, desde sus reacciones totalmente acertadas hasta su conocimiento de la vida. Marcelo también me ha encantado, sobre todo la percepción que tiene Irene de él al principio de la obra y al final, cómo cambia el personaje a nuestros ojos mediante le vamos conociendo. Josh, ni fú ni fá, y Martha me ha parecido imbécil. Pero a Irene, la protagonista, hay que darla de comer a parte.

Vamos a ver, ¿se puede ser más tonta? Irene pretende excusarse en que "está descubriendo el mundo del amor" para hacer lo que le viene en gana, cuando le viene en gana, con los chicos que le venga en gana y sin tener en cuenta a nadie más. Para empezar, es inmadura y no evoluciona a lo largo de la obra; además, sólo se preocupa por ella y no tiene en cuenta a los demás, a sus supuestos amigos. En el "problema" con Martha -quienes hayan leído el libro sabrán de qué hablo-, en el que es ella quien tiene razón, se toma a Irene como una santa que no ha hecho nada mal y a Martha como la mala por cabrearse, cosa que me parece completamente sin sentido. Se pone a la protagonista, una niña tonta e inmadura, en un altar; todo lo estúpida que es habría estado justificado si al final evolucionara, pero como no me canso de repetir, NO lo hace.

En resumen, La gramática del amor es una novela que pretende ser tierna y adorable pero que no lo consigue, que se limita a soltar citas bonitas para simular una evolución inexistente en la protagonista, pero que, no obstante, es entretenida -por momentos- y ágil de leer; con un personaje principal odioso y unas situaciones un tanto irreales.

La manera de escribir de Rocío Carmona. La edición.

La protagonista, Irene. La evolución nula que tiene. La poca importancia que se le da a una situación realmente grave.

Muchas gracias a La Galera por el ejemplar :)

Posdata: Las próximas reseñas serán las de Willow y Paranormal. ¿Habéis leído este libro? ¿Qué os ha parecido? ¡Contadme en los comentarios!