Este libro que os traigo hoy me lo mandaron leer para el instituto, y me acuerdo tan bien de él que no me he podido contener para reseñarlo.
El libro está ambientado en un pueblo muy pequeño, años después a la Guerra Civil en España, y empieza con la decisión de los padres del protagonista, Daniel el Mochuelo, de llevar a su hijo a la ciudad para hacer un gran hombre de él y que estudie el Bachillerato.
El niño, no demasiado convencido, nos cuenta su vida en el pueblo hasta que tiene que marcharse: sus amigos, sus travesuras, el pueblo y sus habitantes...
Siendo similar en su forma de contarlo que El niño con el pijama de rayas, este libro está en tercera persona, pero desde el punto de vista del niño: nos cuenta cómo es su vida en el pueblo, lo que siente, lo que ve... No es, quizá, tan simple como el ya mencionado, pero sin dejar de notarse que la historia está contada por un niño de once años.
Hay una enorme parte descriptiva en este libro, pues habla principalmente de éso: cómo es el pueblo, sus entrañables personajes, la gente a la que quiere...
En este aspecto, el libro está muy bien: consigue que sintamos lo que Daniel siente, y eso son puntos a favor de esta cortita novela; aún así, a pesar de sus 199 páginas, a veces se llega a hacer espantosamente pesada., pero no por su forma si no por su contenido, del que hablaré en el apartado siguiente.
A ver, el contenido del libro no es malo. Cuando lo acabas, piensas que tampoco ha estado tan mal. El problema es mientras lo estás leyendo.
El interés del libro es NULO, al menos para mí. Estoy segura de que a algunas personas que hayan vivido en un pueblo y lo recuerden con cariño puede ser incluso interesante, pero para mí no. He de añadir que yo pasé mi infancia en un pueblo, y aún así no me ha parecido para nada entretenido, ni me ha traído buenos recuerdos, ni nada. Me resulta indiferente.
La historia es realista, y está contada de una manera muy dulce y entrañable, con unos personajes bonitos. Sin embargo, si no me lo hubieran mandado para el instituto, me lo habría dejado a medias. No tiene emoción, no es un libro que "te pique"; si no tienes ganas y no te motiva para nada leerte un capítulo de la novela que te estás leyendo, es por algo. Quiero decir, yo me obligaba a mí misma a leérmelo porque si no suspendía la asignatura de Literatura.
En resumen, es un libro bonito pero aburridísimo y poco interesante. No lo recomiendo para nada; quizás para alguien a quien le guste la vida en un pueblo y que tenga paciencia para lograr acabarlo.
He de añadir que he leído dos libros de este autor (El camino y La vida sobre ruedas) y que éste es el mejor entre ambos. Imaginaos cómo será el otro... Aún así, querría darle una última oportunidad. Quizás un día de estos meta otro libro suyo en los pendientes para lectura...
(Quizás un poquito más... pero poco)
POSDATA: Lo siento por hacer una reseña tan cortita, es que los exámenes y trabajos me matan >.<
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