miércoles, 23 de enero de 2013

Quantic love, Sonia Fernández-Vidal

En el CERN, el centro de investigación más avanzado del mundo, entre experimentos científicos que desafían la imaginación, la joven Laila descubre que la ciencia puede ser sexy, y que el amor es la energía más poderosa del universo.

La promoción que se le dio a Quantic love cuando se publicó, hace ya muchos meses, no fue la usual. Me llegaron muchos correos de la editorial hablando sobre él e incluso nos mandaron ejemplares a los bloggeros a mansalva para reseñarlos, cosa que, por supuesto, agradezco. Uno de ellos me llegó a mí, y voilà.

Quantic love es una novela que intenta no ser típica y para ello añade muchas cuestiones científicas que a algunas personas pueden resultarle interesantes, pero a pesar de sus esfuerzos, cae rematadamente en la simplicidad. El argumento no es complejo ni original: una chica que viaja en verano para trabajar y encuentra el amor, nuevas amistades... Eso está visto hasta decir basta, pero también es muy cierto que nos encontramos en un escenario inusual: el CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear, un centro situado entre Francia y Suiza, por lo que los personajes que nos iremos topando a lo largo de la historia serán todos relacionados con la ciencia y la física.

La premisa de la que parte es buena sólo si te gusta la ciencia. Si te llama la atención, sientes curiosidad por anécdotas científicas e investigaciones referidas a la física, disfrutarás con la novela porque, aún siguiendo un hilo argumental muy típico, encontrarás ciencia en casi cada página. Sin embargo, si no te interesan demasiado estas cuestiones y buscas un libro para pasar el rato, encariñarte con sus personajes y una historia juvenil simple, el hecho de que aparezcan continuamente explicaciones de física o absolutamente todo se relacione con el tema puede resultar muy cargante y fuera de lugar. Me explico: ¿acaso un científico no puede tener una conversación con alguien sin que salga a relucir la ciencia de por medio? Continuamente, cada suceso, cada diálogo está empapado de ciencia hasta rozar lo exasperante. Como os digo, si os interesa el tema, perfecto, pero si no, notarás que las anécdotas y las explicaciones sobran en muchísimas ocasiones.

No puedo negar que el estilo es bueno. Sonia Fernández-Vidal no escribe nada mal y ha logrado dotar a Quantic love de un aire juvenil y desenfadado que queda muy acorde al argumento de la novela. Sin embargo, tengo una pequeña queja: se ha pasado mucho con las anécdotas científicas. Vale, es cierto que a mí no es un tema que me apasione, pero mete con sacacorchos cualquier dato de este ámbito hasta el punto de quedar forzado y antinatural. ¿Sabéis la sensación de estar viendo un anuncio de ésos hechos con personajes de alguna serie de televisión, que tienen una conversación completamente guiada y para nada normal? Pues así me sentía leyendo Quantic love, como si la ciencia fuera ese producto que hay que meter con sacacorchos para vendérselo al telespectador.

En cuanto a los personajes, la cosa tiene tela. No sólo no he conseguido conectar con ninguno -¡con absolutamente ninguno!-, es que encima la protagonista me ha parecido irritante y pesada. Continuamente nos encontramos con situaciones en las que Laila se siente desdichada, se siente triste, tonta y no hace más que llorar, cuando le pasan cosas totalmente normales y que no son para tanto. ¿Qué clase de protagonista es esa? Al final, pasa lo que pasa: la novela baja muchísimos puntos si no logramos conectar o encariñarnos un mínimo con su personaje principal. Con respecto al resto de personajes, todos me han parecido planos y sin ninguna profundidad: cumplen su función en la historia, aportan alguna anécdota de algún matemático y fin.

Si bien es cierto que no estoy parando de ponerle pegas a Quantic love, hay algunas cosas que sí me han gustado: el tema de que se sitúe en el CERN es interesante e, inevitablemente, nos aportará algo de cultura sobre la física. De igual modo, el ambiente universitario está perfectamente reflejado, sin tabúes y con naturalidad. Además, el hecho de que se mencione la situación económica complicada de Laila y por qué debe irse a trabajar para poder estudiar ha sido algo que me ha hecho sentirme identificada, porque es algo que muchos jóvenes vivimos hoy día -aunque luego resulta que tiene un iPod-.

Quantic love es una novela interesante si te gusta la ciencia, entretenida y que se lee muy rápido, pero sin más. No cala hondo, no llega dentro, es de esos libros juveniles que se olvidan. Pretende ser original y no lo acaba de lograr del todo. Si buscas algo con lo que mantenerte entretenido un par de tardes y encima te gusta la física, lo recomiendo. En caso contrario, ándate con ojo.

8 comentarios:

MyuMyu dijo...

A mí me gustó bastante este libro, se me hizo entretenido aunque la historia me pareció muy sencillita.
La ciencia me gusta así que disfruté de las anécdotas.
¡Besos!

PetiteLau dijo...

A mi Quantic Love me pareció curioso y ameno. Aún así no es de lo mejor que he leído.

Franela dijo...

Aunque no sea uno de mis libros favoritos, ni mucho menos, me gustó bastante^^

BSS...desde el blog de Fr@nela

Ever dijo...

Buenas!
A mi un poco me fue lo mismo, ni fu ni fa, la verdad.
Entretenido
Besos!

Anónimo dijo...

A mi no me llama en especial xD lo veo algo simplon!

Nahua y Manu dijo...

A mi no me llama mucho este libro.
Gracias por la reseña.
Un beso ^.^

Sasy Gould dijo...

Pffff... a mí no me dio más, de hecho es el típico libro que en dos días se te olvida, no da para demasiado. Creo que has reflejado perfectamente mi opinión sobre ella *O*

Por cierto, plataforma para matar a Laila... ¿¡cómo se puede ser tan tonta-tonta-tonta!?

Anuca dijo...

Este libro me llama la atención pero la verdad es que las opiniones que he leído no ayudan mucho a que me haga con él. Veremos que pasa ;)
Un besin